LAS COMUNIDADES DE MALAS HIERBAS EN AMBIENTES URBANOS: UNA APROXIMACIÓN ECOLÓGICA.

La paulatina expansión de las ciudades conlleva una progresiva ocupación de los espacios naturales y agrícolas y la sustitución de la vegetación original por comunidades de fisionomía y composición específica muy variada. La mayor parte de estas fitocenosis pueden ser consideradas como ruderales o arvenses y su presencia y grado de representatividad en las ciudades depende de la diversidad de hábitats y de su abundancia. De nuestro estudio (realizado en la ciudad de Almería, S.E. de España), se desprende que en total existen 19 comunidades correspondientes a sintáxones muy diferentes (que abarcan desde matorrales invasores de cultivos abandonados a las comunidades terofíticas nitrófilas). Tras analizar los inventarios mediante técnicas multivariantes, encontramos que se agrupan en cinco grandes unidades ecológicas, determinadas posiblemente por dos factores principalmente: la recurrencia de las perturbaciones y la humedad del sustrato.