Ante la demanda del sector vitícola de herbicidas que se pudieran utilizar desde la plantación se inicia en 1996 un ensayo de eficacia y selectividad de herbicidas autorizados para su aplicación en viña joven y otros de uso habitual. Ninguno de ellos manifestó efectos fitotóxicos y todos mantuvieron eficacias medias altas, destacando el Caragard (terbutilazina+terbumetona) y la mezcla Rokenil+Surflan (isoxaben+orizalina). El que peor funcionó fue Visor (tiazopir).